Surgió como una forma de conservar los alimentos y se convirtió en un bocado delicado y delicioso.
Cuando no existía la refrigeración como método de conservación, la única manera de conservar carnes y pescados era en sal o en un medio ácido. De ahí salió el escabeche, elaborado a base de vinagre.
No obstante, con el paso del tiempo, se empezó a valorar más por su capacidad de aportar un sabor único a los alimentos, especialmente a las aves de caza, carnes y pescados, que por su capacidad de conservación.
Según el tipo de alimento que se quiere escabechar se usan unos u otros ingredientes, así como diferentes cantidades. De esta forma, se consigue que se adapten al producto en sí.
En Botularium te ofrecemos lo mejor de ambas características: un producto en conserva que se mantiene en perfectas condiciones durante un largo periodo de tiempo y un sabor excepcional.
Prueba nuestro pollo en escabeche o nuestras aves escabechadas (perdiz, codorniz...).