Al pensar en confituras y mermeladas acostumbramos a pensar en las clásicas: melocotón, fresa, naranja... y las relacionamos con el desayuno. Sin embargo, hay muchas más posibilidades y, algunas de ellas, a base de un ingrediente salado que nos pueden ayudar a dar un toque distinto a nuestros platos.
La mermelada de cebolla es muy versátil. Puede acompañar carnes como el pato o el cordero, así como una lubina al horno. Por supuesto está deliciosa acompañando un foie de pato o un trozo de queso. No obstante, su uso más apreciado es en un bocadillo de pollo mechado y queso, al que le añade un toque dulce delicioso.
La confitura de tomate es perfecta para preparar una vinagreta con un toque dulce y animar una ensalada. A parte, combina a la perfección con quesos como la mozarella, el queso de cabra o un queso tipo Brie. También se puede utilizar para acompañar unas sardinas marinadas en vinagre o un lomo de salmón asado.
Finalmente tenemos la mermelada de pimiento rojo, quizás la más desconocida. Se puede combinar, igual que la de tomate, con quesos y para preparar vinagretas. Aunque será un éxito asegurado si acompañamos unas chuletas o un trozo de bacalao al horno con un poco de esta exquisita mermelada.